Por: Leidy Barón, Coordinadora de bienestar y proyección social.
La alimentación es una actividad muy importante en la vida de los seres humanos, por medio de ella obtenemos la energía que necesitamos para realizar nuestras tareas diarias, entre éstas aprender.
El aprendizaje es un proceso complejo que involucra diferentes factores como el socioafectivo, experiencial, ambiental, contextual, cognitivo y fisiológico, este último se relaciona con el correcto desarrollo y cuidado de nuestro cuerpo.
En las etapas de niñez y adolescencia una alimentación saludable permite un optimo crecimiento del cerebro, es importante el consumo de un menú rico en proteínas verduras, frutas, y la ingesta adecuada de líquidos.
“ La fase de desarrollo de las neuronas requiere un gran volumen de proteínas y nutrientes que están en los alimentos, los cuales ayudan a construir todas las sustancias neurotransmisoras que permiten la interconexión entre las células nerviosas del cerebro.”
(Sandoval, 2003).
Una alimentación no adecuada en la edad temprana, genera en la adultez una predisposición a desarrollar enfermedades físicas como diabetes, obesidad, anemia y enfermedades mentales como depresión, ansiedad, trastornos del comportamiento y del sueño, que inciden de manera directa en la forma que aprendemos.
En la Fundación somos conscientes que una correcta alimentación en nuestros niños y jóvenes es transcendental para su educación, nos preocupamos diariamente por darles siempre una excelente nutrición, balanceada y saludable, de esta manera podemos garantizarles un mejor desarrollo y funcionamiento de su cuerpo, lo que les permitirá obtener un pensamiento más estructurado, una memoria más prolongada y duradera, una mayor y mejor concentración, una mejor regulación emocional y anímica, logrando de esta manera la elaboración variada de diferentes aprendizajes.

*Sandoval, C. (07 de septiembre de 2003). En el comer está en el aprendizaje. El tiempo. Recuperado de http://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-1012319